El
primer paso para comprender el “ambiente” es regresar a su etimología latina:
participio presente del verbo “ambire”, la palabra es un nombre verbal, que tiene
en sí la acción de “ir por un lado y por otro”, “andar alrededor”, “rodear”.
Por lo tanto, el “medio ambiente” es todo lo que nos rodea y del cual todas las
personas somos parte.
Esta
reflexión es fundamental para intentar reconciliar la dicotomía entre lo
“natural” y lo “antrópico”, superando el drama pascaliano de que “el ser humano
está por encima de la naturaleza y al mismo tiempo inevitablemente implicado en
ella”.