La realidad virtual domina la concreta.
Un artículo en el periódico de hace dos días resalta un episodio
en el cual se destacó nada más y nada menos que Bob Dylan... y no por sus dotes
canoras o poéticas, sino más bien por haber, hasta bastante torpemente, apostrofado
a sus fanáticos con un: "¿Vamos a empezar a cantar o posamos?".
La noticia era presentada como un evento bastante grotesco,
casi una manifestación retrógrada de una celebridad que probablemente no logra
estar al paso con los tiempos... ¡Pero a mí me hizo reflexionar bastante!
Probablemente porque yo misma me encuentro cada vez más
frecuentemente a vivir con un sentido de incomodidad repentina los momentos de
compartir con amigos que terminan compartiendo conmigo solamente el espacio
físico, mientras están concentrados en compartir sus energías mentales y, me
atrevería a decir, su espíritu por vías virtuales, con personas que, tal vez,
estarán haciendo lo mismo en otros espacios físicos.
No, no tiene nada a que ver el estar al paso con los
tiempos.
Lo que debería hacer reflexionar es por qué la mayor parte
de las personas que estaban asistiendo al concierto de Bob Dylan estaban más
interesadas en sacar un video del evento, para luego verlo aplazado, que en
escucharle cantar en vivo, dejándose transportar por una experiencia sensorial
que solamente el aquí y ahora logran dar.
¿Es tal vez más fuerte la necesidad de enseñar a los demás
que se está participando en un acontecimiento de renombre? ¿Tan grande es
nuestro deseo de hacernos visibles?
No nací en la época digital, mas entré a hacer parte de ella
cuando ya era adulta. Sin embargo, eso no me impidió entender toda la
relevancia de ciertos instrumentos de comunicación, o de su importancia en
términos de oportunidades de desarrollo personal y colectivo. Al mismo tiempo,
no me siento retrógrada cuando afirmo que me gusta mirar a los ojos a las
personas con quienes hablo. Me gusta pasar el tiempo concentrándome en su
presencia conmigo aquí y en este momento.
¡Es por esto que espero no perder nunca aquel sentimiento de
incomodidad que me hace torcer la nariz cada vez que pierdo el contacto visual
con los ojos fugitivos de quien acaba de prestar atención a una notificación de
WhatsApp!
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