¿Por qué el actual sistema es un fracaso?
En síntesis, porque ha olvidado el segundo principio de la termodinámica, aquel que establece que para realizar un trabajo se necesita invertir una cantidad de energía mayor que el trabajo mismo… Así, pensando engañar a la física, el sistema se ha auto-engañado, educando generaciones tras otras al principio del máximo resultado con el esfuerzo que tiende a cero… Poco a poco, se han vuelto heréticos conceptos como son el sacrificio y la fatiga… Sin embargo, no nos hemos dado cuenta que con ellos desaparecían también la satisfacción personal la superación de sí.
Detrás del mito del riesgo cero y de la ausencia de dolor, hemos olvidado que para alcanzar el justo medio se necesita apuntar a la mitad superior, puesto que la naturaleza por sí sola procede a llevar todo hacia abajo.
Demonizando el sufrimiento, hemos renunciado a investigar sobre la “locura de la cruz”… Sin embargo, en el proceso hemos perdido la capacidad de osar, de intentar ir más allá de los que parecen ser nuestros límites, dejándonos vencer por el miedo… Detrás de la pretensión de seguridad, hemos aceptado el temor como estilo de vida, sin pensar en que no hay oro que pueda compensar el miedo, ni la parálisis emocional y física que él genera.
Si quisiéramos buscar una razón al porqué del segundo principio de la termodinámica, suponiendo que haya una, podríamos afirmar que su existencia es un estímulo a no conformarse y a atreverse a ir siempre un paso más allá de nuestros límites.
“La vida es un desafío”… se necesita enfrentarla con las uñas y los dientes, si se quiere llegar al final del camino con la conciencia de haber vivido en profundidad… saboreando la existencia hasta alcanzar su misma médula.
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