venerdì 12 febbraio 2016

Sobre los resultados de la educación pública

Es urgente una reforma inteligente del sistema público, y no sólo, de educación en nuestro país.
Es asombroso constatar el nivel con el cual nuestros jóvenes salen de las escuelas.
Es pan de cada día toparse con bachilleres a quienes faltan las herramientas básicas para contar con un abanico mínimo de oportunidades en la sociedad, tanto desde el punto de vista profesional como relacional.


La mayor parte de los bachilleres y hasta licenciados no solamente carecen de la capacidad de manejar los instrumentos matemáticos de base, sino que tienen dificultades significativas en la organización lógica y coherente de sus ideas y la sucesiva elaboración de documentos escritos. Es muy común encontrarse con personas que encuentran muy complicado entender que una fracción, un porcentaje y un decimal son maneras diferentes de representar un número, así como horrores tales como "ayá", "emo comido", "buenos diaz", entre muchas otras "amenidades", llenan páginas y páginas no solamente de las redes sociales, sino de cartas y documentos.







La cosa más preocupante es que contamos con un cuerpo docente que no está en la capacidad de corregir estos errores, ni de brindar a los estudiantes el soporte necesario para que llenen sus lagunas, puesto que muchos de sus mismos representantes desconocen las reglas fundamentales de la gramática y ortografía, así como las bases de las matemáticas.
Frecuentemente, a la carrera de educación están actualmente ingresando los sujetos menos capacitados e interesados, animados solamente por la perspectiva de encontrar una salida rápida hacia un salario seguro, garantizado hasta la pensión.
En este sentido, encontrándome entre aquellos que respaldaron el movimiento para la asignación del 4% del PIB a la educación, pruebo una especie de arrepentimiento, puesto que posiblemente lo que parecía el alcance de una meta extraordinaria se ha traducido en un arma de doble filo, que actualmente ha impulsado el escalamiento de la mediocridad educativa.
 En lugar de ser destinada a impulsar una reforma significativa del mundo escolar y educativo en general, la mayor disponibilidad de dinero se ha convertido en un excelente negocio para empresas constructoras e instituciones públicas, mientras que, debido a la carencia de inversiones en la mejora de la educación, está reforzando las desigualdades a nivel social, puesto que perjudica especialmente los estratos más bajos de la población, para los cuales quedan cerrados canales alternativos de formación.
Si tuviera un hijo en edad de escuela, personalmente preferiría tenerlo en casa, ocupándome yo misma de su formación, en lugar de dejarle frecuentar la escuela pública, donde, generalmente, los jóvenes llegan al final de su camino formativo con la conciencia de que literalmente han botado doce años de vida escolar.
Todos tenemos que trabajar duramente para que nuestras escuelas se conviertan en el espacio privilegiado donde nuestros niños y jóvenes encuentren la oportunidad de descubrir y desarrollar sus habilidades, adquiriendo aquellas herramientas que les permitan formarse como personas libres, aumentando el número de oportunidades y elecciones disponibles para ellos, tanto a nivel personal como a nivel de sociedad.
Retornando a su origen latino, el "saber" tiene en sí la idea de "saborear", proporcionando por sí solo a las escuelas su propósito: despertar la curiosidad de cada uno hacia el mundo que le rodea, desarrollando el conocimiento que, según las palabras de una persona muy sabia, todos buscamos, porque gozamos cuando comprendemos la realidad en la cual estamos inmersos.
Para esto, tenemos el deber de analizar nuestras debilidades y empeñarnos significativamente para superarlas. A la vez, a nivel institucional es necesario elaborar y poner en marcha una reforma seria del mundo escolar y educativo en general, planificando objetivos a corto, mediano y largo plazo, orientados a la mejora del ambiente escolar y del nivel educativo de nuestro país. De manera especial, debe ser impulsada como medida prioritaria una selección rígida del personal docente que tiene acceso a nuestras escuelas.







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